«Me crea un vaivén de emociones interpretar a mi abuela»

Entrevista con Alba Valladaura, la actriz, creadora y directora de la obra “Iaia memòria històrica”

Por CLARA FERRER

La gente entra apresuradamente en el auditorio del Centre Cívic Urgell. Proliferan las cabezas con el cabello blanco y rizado, de haberse hecho la permanente el mismo día en una peluquería. Aún hay poca luz en la sala. Sobre el escenario, en un balancín, está sentada una mujer anciana que espera pacientemente con el labio torcido, haciendo una mueca.

Alba Valldaura tiene 29 años pero sobre el escenario se convierte en una abuela de 96. Su abuela, que le contaba historias, muchas historias, cuando era pequeña. “Pero entonces ella no entendía lo que le explicaba”, cuenta. “A medida que pasa el tiempo y me hago mayor me doy cuenta de que lo que me está explicando es importante. Es una parte vivencial brutal”.

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Alba Valldaura, la creadora, protagonista y directora de «Iaia Memòria Històrica». -Por CLARA FERRER

Sobre el escenario tan solo hay una pequeña mesa vieja de madera con dos sillas, un tendedero con ropa y un balancín. Desde el balancín, Alba Valldaura evoca a su abuela en el tiempo más cercano. La iaia necesita ir al baño. Grita a Oriol, su enfermero e interlocutor imaginario. Pero él le dice que no se preocupe, que lleva pañales. “Eso es para los nenes”, replica la anciana.

Pero a medida que avanza la obra, Alba Valldaura también evoca, a partir de las reminiscencias de su abuela, su niñez y su juventud marcada por la guerra civil valiéndose de los diferentes elementos que conforman la escenografía. Se levanta del balancín para ir a tender la ropa y convertirse en su abuela cuando era joven; y recrea su infancia a partir de un juego de títeres utilizando tenedores y servilletas.

Así pues, la obra se representa mediante una escenografía minimalista, con elementos realistas y un lenguaje popular marcado por la pantomima, los títeres y la palabra. “Iaia Memòria Històrica” nos traslada años atrás. Años de guerra y de posguerra, marcados por la hambruna y la dictadura.

Se cierra el telón. Alba Valldaura vuelve a ser ella, una joven que aún no tiene treinta años, sonriente y agradable. Minutos después, todavía está eufórica por la representación. Sonríe y asiente reiteradamente cuando la pregunta aún está en el aire. No puede evitar la emoción, que se asoma en el brillo de sus ojos, al hablar de su abuela, de su iaia.

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P: ¿Cómo es interpretar a tu abuela?

 R: Es muy conmovedor, pero no sé si es algo muy familiar o privado. Sin embargo, creo que no es una escena tan privada si tengo en cuenta lo que pasa cuando la represento, la forma en que se lo toma el público. Hay cosas que me hacen gracia, que son cómicas y sé que no lo son. Hay un momento de la obra en que digo “¿cómo se llama a la suegra en ruso”, “estorba”. Esto no es un chiste que he metido yo dramatúrgicamente; es un chiste que cuenta mi abuela muchas veces, se lo cree. En realidad es algo duro, pero ella lo transforma y lo dice con una normalidad y naturalidad… y esto a mí me resulta muy bestia, y lo incorporo.

A mi me gusta hacerlo, me da vida y me gusta interpretar a mi abuela. Cada vez que la hago más fiel, me emociono más y estoy más contenta. Me crea un vaivén de emociones interpretarla.

P: ¿Cuándo decides hacer una obra de teatro sobre tu abuela?

 R: Esta intención de coger su vida y ponerla en algún espacio artístico, la llevo desde siempre. Pero a medida que han ido pasando los años, me toca hacer el trabajo de final de carrera en el Institut del Teatre y me viene inmediatamente la idea que siempre me ha estado rondando por la cabeza sobre mi abuela.

P: ¿Cómo le explicaste a tu abuela que harías una obra de teatro sobre su experiencia?     

R: No se lo he explicado. No puedo contarle de forma explícita porque hace tiempo que mi abuela tiene demencia senil. Así pues, sí que recibe emocionalmente cosas. Por ejemplo, yo he estado ensayando con ella, he ido a la residencia durante un tiempo, me he apuntado cosas que me dice. Después, a partir de ahí ya nace la relación. Ya entiende que hago algo sobre ella.

P: Cómo se lo tomó?

R: Debido a su demencia senil, a veces sí que se acuerda pero a veces no. Hace aproximadamente dos años actué en el Liceo. Necesitaban una persona de repartimiento que fuese de gesto. El Liceo está en las Ramblas, en el Rabal y mi abuela es de allí. Por eso, desde aquel momento, cualquier cosa relacionada con el mundo del teatro o de su barrio ya le ha gustado. A partir de aquí le explico “iaia estoy haciendo una obra sobre ti” y me responde “claro porque has estado en el Liceo”. Es decir, no sabe con certeza qué relacionar pero algo sabe que estoy haciendo sobre teatro.

Yo creo que se lo tomaría bien. Porque ella misma explicaba su historia, tenía ganas de que se transmitiese. No sé cómo se tomaría que la esté imitando. Pero el que sé es que lo estoy haciendo desde el máximo respeto.

P: ¿Lo más difícil de representar?

R: Al principio me costaba mucho la voz. Los gestos sí que funcionaban pero la voz era muy difícil. Pero después empecé a fijarme en su forma de respirar, en cómo le cuesta. Los gestos entran dentro de la dinámica de ella, de por qué va poco a poco, porque respira lentamente. 

Por eso estoy contenta, porque primero hay un trabajo de búsqueda, después un trabajo de incorporar los gestos. No sólo físicamente, sino intentándolo interiorizar lo máximo posible.

P: ¿Cómo se lo toman tus familiares?

R: Por una parte se emocionan mucho, sobre todo la gente mayor, porque estamos hablando de su historia. Pero, por otra parte, hay controversias. Por ejemplo, hay una parte de la obra en que hablo del maltrato. La iaia que represento tiene 96 años. Por eso habla de la guerra, porque es muy mayor y lo ha vivido. De golpe le vienen reminiscencias de cuando era pequeña y una de estas reminiscencias es que su padre pegaba a su madre. Esto es muy bestia para mí porque ver como con 96 años aquello que ha sido tan fuerte en su vida y le ha marcado tanto, a pesar de intentarlo tapar, se le reaparece, lo revive.

Hay gente que está de acuerdo con que lo incorpore y hay gente que no lo aprueba, porque es una parte dura y fuerte. Pero yo la mantengo porque para mí también es importante.

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Alba Valldaura, orgullosa de su trabajo. -Por CLARA FERRER

P: La mayoría del público es gente mayor. ¿Cómo crees que le afecta la representación? 

R: Esto es lo que me ha dado más miedo de todo, me ha preocupado mucho. Para mí, mi abuela tiene 96 años, está senil y morirá y no me hace daño que muera en el sentido que ha vivido casi 100 años. Lloraré su muerte pero ojalá yo también pueda llegar aquí. Pero cuando viene gente mayor, gente de más de 80 años que está bien pero están viendo que pueden acabar así. Y esto a mí me ha dado mucho pánico siempre porque no quiero faltar al respeto a esta gente. Pero no se enfadan, al contrario,  les gusta mucho. Es la gente de 50 y 60 años la que les sienta peor, pues ven como pueden acabar, lo que les puede suceder.

P: ¿Esta obra ha sido el proyecto de fin de carrera?

R: Como actriz yo denuncio que después de salir del Institut del Teatre, sólo son unos pocos los que trabajan y todos los demás no. Los que no trabajamos vamos a cástings pero la mayoría de veces no nos cogen, argumentando que no tenemos el perfil.

De esta forma, muchos nos dedicamos a hacer proyectos propios pero si te tienes que ganar la vida con esto es difícil. No obstante, tienes unas necesidades de creación y unas necesidades artísticas, si no fuera así no te dedicarías a esto. De este modo, la forma de sacarlo, a pesar de que no estés trabajando profesionalmente o en según qué ámbitos, es haciendo creaciones propias. De aquí viene la excusa de la obra como el trabajo de final de carrera.

P: ¿Cómo fue este salto de trabajo de final de carrera a representar la obra por todo Barcelona?

R: Primero hago el trabajo y sólo hacía cinco minutos de la iaia. Es decir, empezaba haciendo de iaia y después hacía un repaso de cuando era pequeña, de cuando era joven, … hasta que vuelve a la abuela. De todo aquel trabajo que duraba una hora y poco, la gente me decía “la iaia es de puta madre”, “la iaia es genial”, siempre la iaia. Lo demás no llamaba tanto la atención. La iaia ha marcado mucho.

Después estuve todo un año yendo a la residencia, informándome sobre los programas que hacían. Y así amplío, profundizo la parte de la abuela. A partir de este momento, una vez doy por acabado este proceso de ampliación, hago una pequeña presentación delante de unas quince personas relacionadas con el mundo del teatro y del audiovisual. Hay un feedback. Me dicen que es un buen trabajo y lo presento al público. Pero el esfuerzo no termina aquí, porque después de presentarlo al público está todo el trabajo de producción, de llamar a los periódicos, hacer la publicidad…

A pesar de que hemos llegado a poco público, desde septiembre hemos estado haciendo bonos cada mes hasta ahora y tenemos muchos más programados. Estoy contenta.

P: Has trabajado mucho haciendo obras y talleres para los más pequeños. ¿A qué se debe este cambio?

R: Por una parte, sin despreciar al público más pequeño, ha sido una forma de trabajar en el teatro más fácil. Es decir, es un público o es un mercado que hay muchos… lo que es difícil es entrar en el teatro de adultos, sobre todo en los cuatro teatros de Barcelona que funcionan muchísimo por caras conocidas, porque así es como va la gente.

Ya hace tiempo hice otros trabajos para el público adulto pero con lo que más he trabajado es con niños. No es que sea un paso, ya había trabajado con adultos

P: ¿Qué diferencia hay entre estos dos públicos?

R: Los niños en principio son críticos porque si les gusta les gusta y ya está. Pero esto no es malo; los niños son emocionales. Aquí ves si les gusta o no. El problema de los adultos es que no transmiten las emociones y, en consecuencia, no sabes si les estás enganchando o no y es muy difícil trabajar con ellos. Muchas veces he acabado haciendo de iaia muy cansada y pienso “es que no se han reído, es que no han reaccionado, no ha gustado” y después de la obra me vienen y me dicen “ha sido fantástico”.

P: Estás sola en el escenario. ¿Cómo te sientes?

R: Cuesta mucho trabajar en grupo y más cuando empiezas un proyecto sin dinero. Es una producción que no sabes si es amateur o profesional… Tú tienes ganas de hacerlo más profesional pero no tienes ninguna ayuda económica detrás desde el principio.

Si no encuentro a nadie para trabajar sobre el escenario me da igual. Yo necesito trabajar de actriz, necesito crear, necesito subirme al escenario…y, por tanto, lo inicio. Y aquí es uno de los factores de porqué estoy sola en el escenario. Es duro, es muy duro. A veces he estado más tranquila, pero cuando pasa un tiempo que no he hecho la iaia, me vienen muchos nervios porque es una responsabilidad estar allí y dar la talla, el público también se lo merece. Me gustaría trabajar con otras personas sobre el escenario, a pesar de que me siento muy a gusto haciendo esta obra.

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Mercedes Cajo Ballestin, la iaia. -Archivo de la obra

P: ¿Proyectos de futuro?

R: Después de ver cómo ha funcionado la iaia y por qué ha funcionado, los proyectos de futuro que tengo están enfocados en esta línea. Es decir, para mí lo que ha funcionado de la iaia es que trata una temática social; una temática social que es importante tanto en los tiempos que vivimos como por la cultura. Así pues, las próximas obras que quiero realizar y no sola, porque ya estoy comenzando con otros compañeros, es  sobre temáticas sociales. Haremos, por ejemplo, una sobre la inmigración andaluza a partir de los años 50 y una sobre las mujeres en la historia.

“Iaia Memòria Històrica” es una obra marcadamente social, reivindicativa de la memoria histórica. La escenografía minimalista y el lenguaje popular también es una manera de reclamar un teatro más cercano, más humilde. Lo importante aquí no es una abundante y ostentoso decorado, sino la iaia; su historia. Una cruda historia contada desde muy cerca.

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Vídeo promocional de la obra: http://www.youtube.com/watch?v=GYNtIJF_MHY

Primeros fragmentos de la obra: https://www.youtube.com/watch?v=QEolRf7CgdM

Artículo del periódico La torre del Palau sobre la obra: http://www.naciodigital.cat/latorredelpalau/noticia/18518/iaia/dalt/escenari/permet/reviure/guerra