“No sé pensar en un espectador único focalizado»

Entrevista con el actor, dramaturgo y también director del Almeria Teatre, Víctor Álvaro. El escenario pasa a ser también el escenario de la entrevista.

por CLARA FERRER

En el escenario tan solo hay una mesa de madera gastada gris con una lámpara y unos papeles encima. Las butacas pulcramente rojas nos envuelven.  Me sorprendo ante el hombre que tengo sentado enfrente de mi. Víctor Álvaro es director, actor y dramaturgo y está al frente del Almeria Teatre. A sus cuarenta y un años me parece un joven de treinta y pocos, vestido con una sudadera azul y piercings en la oreja. Si su físico tal vez esconde su experiencia en el teatro, no lo hace su forma de hablar. Me mira fijamente, con un porte serio. Reflexiona después de cada pregunta. Siempre entrecruza las manos y juguetea con los dedos. Me mira fijamente a los ojos mientras conversamos.

A sus cuarenta y un años, Víctor Álvaro es actor, director y dramaturgo. Por Clara Ferrer

A sus cuarenta y un años, Víctor Álvaro es actor, director y dramaturgo.- Por CLARA FERRER

De pequeño, Víctor Álvaro quería ser bombero “porque pensaba que los bomberos tenían mucho tiempo libre y podría hacer maquetas”. Con una sola maqueta le bastó para comprobar que no era lo suyo y con 7 u 8 años ya decía que quería ser actor. “Lo tenía claro y no sé porqué”, afirma.

Cuando empiezo a formular las preguntas, frunce el ceño y las gafas negras trepan por la nariz ancha y puntiaguda. Se concentra en la pregunta y supongo que también en entenderme bien tras mi acento mallorquín pronunciado y profundo –después de la entrevista me pregunta por mi origen, directamente refiriéndose de qué pueblo vengo, convencido que la capital me queda muy lejos-.

Víctor Álvaro reconoce que los problemas son una constante. “No te harás rico haciendo esto, se hacen ricos uno de cada un millón«. Reconoce que es necesaria la formación, pero es la vocación la que juega un papel esencial. «Eres tú y contigo tienes que vivir. Y no todo el mundo tiene esta habilidad”. Pero a pesar de todas las dificultades, Víctor Álvaro admite que no hay opción B, “evidentemente siempre quieres más y deseas que todo fuera más fácil y no tener esta mala suerte que deseas abrir un teatro y estalla una crisis y no te puedes echar atrás porque has hecho una inversión”.

destacat clara

El teatro Almería es un teatro de los años sesenta que pertenece a la casa Almería –de aquí el nombre-. En el año 1975 aproximadamente se convierte en bingo hasta el diciembre de 2007. “Nosotros lo cogemos en el 2008 y lo reformamos para actualizarlo, según la normativa actual, pero intentando conservar la estructura original del teatro”.

Víctor Álvaro relaciona en la web el Almeria Teatre con el concepto de origen anglosajón fringe. “Fringe quiere decir al margen, al límite. No tiene ningún sentido sumarse a una programación que ya existe desde hace muchos años y que está muy consolidada”, afirma, “de esta manera, no estás condicionado por lo que está de moda y lo que no. No vas en contra de lo que está de moda sino que realmente tu haces aquello que necesitas hacer, que quieres hacer. A veces coincide con las corrientes artísticas del momento, pero la mayoría de veces vas por otros caminos”.

El Almeria se caracteriza por el carácter visual de los espectáculos, donde se entremezclan los géneros y hay una presencia importante de elementos musicales, plasticidad y movimiento. “Nos dirigimos a todos los públicos, no hay diferenciación porque yo tampoco sé diferenciar. No sé pensar en un espectador único focalizado, pienso que lo que me guste a mí gustará a mucha gente”, explica.

Cuando le pregunto en qué otros teatros ha trabajado, piensa en silencio y va anunciando los teatros “clasificándolos” según ha trabajado como actor (Teatro Nacional, Sala Becket, Teatro Tantarantana, La Villaroel, y otros teatros de Madrid) y como director (Teatro Victoria, Teatro Tantarantana, Sala Becket, Metropol de Tarragona). “Lo que intento es poner aquí en práctica lo que he estado aprendiendo, lo que me gusta de unos teatros o aquello que no me gusta”. Y cita el ejemplo de las butacas: “ yo tenía muy claro que quería butacas. Es importante que el espectador se sienta cómodo”. Además, “quería que la platea fuese plana porque no hay jerarquía entre el actor y el espectador, lo que sí tiene que haber es una especie de ritual, de juego; una cómoda interacción más próxima al cuentacuentos”.

Las butacas rojas nos envuelven, somos parte del escenario Por Clara Ferrer

La platea es llana. No hay jerarquía entre público y actores. -Por CLARA FERRER

Pero volviendo al presente y mirando al futuro, reconoce riendo con una mezcla de preocupación y optimismo: “en estos momentos en lo que pienso es en la próxima temporada y no en un futuro muy lejano. Las circunstancias hacen que tengas que pensar de forma mucho más inmediata”.

Conversamos sobre sus trabajos. Como dramaturgo, después de muchos titubeos, Víctor Álvaro se decide por Romeo y Ofelia, la primera que estrenó y que “fue la más desgarrada”. Suspira. Como director admite que le cuesta más decidirse por una, duda entre Black Rider y El Casament dels Petitsburgesos. Finalmente, como actor, cita su última obra Quebec-Barcelona. “Estoy muy orgulloso porque nunca he estudiado francés y más de la mitad de las escenas que tenía que representar eran en quebequense”.

Fragmento de la entrevista: http://www.youtube.com/watch?v=of2YNol2aME